miércoles, 7 de septiembre de 2016

EL DELFIN, LA VACA y EL POLO


Click en play:





Es tiempo de retomar la veta musicológica. 
Y la pregunta es: 
¿qué tienen que ver el delfín y la vaca con el polo?


Cuando estudiamos Guitarra Clásica, la música renacentista es todo un capítulo aparte. Aprendemos las características del lenguaje musical de la época, aprendemos que aún no existía la guitarra tal como la conocemos, existía el laúd y luego también la vihuela, aprendemos a transcribir piezas de tablaturas antiguas a la notación actual en partitura. Una de las piezas que estudié fue una serie de variaciones sobre una antigua canción española llamada “Guárdame las vacas”. Esta canción causaba furor en su época y todos los cantores la sabían cantar y todos los vihuelistas (y laudistas) la sabían acompañar. Muchos de ellos incluso hicieron sus propias variaciones instrumentales (se decía “diferencias”) sobre esa melodía tan popular. 
Uno de ellos fue Luis de Narváez (Granada año 1500…por ahí..), quien estando al servicio de su comandador le dedicó lo que fue el primer método de aprendizaje impreso titulado: "Los seys libros del Delphin de musica de cifras para tañer vihuela", editado en Valladolid en el año 1538.

En el último de los seis libros aparece lo que es la primera transcripción de una canción polifónica adaptada a  la vihuela y son precisamente las “Diferencias sobre Guárdame las Vacas” que estamos escuchando en estos momentos.

No había vihuelista que no la supiera tocar, y es así que el “Guárdame las Vacas” cruzó el océano: en manos de mis antiguos colegas. 

La vihuela parió varios hijos además de la guitarra: el timple, el charango, el chillador, el cuatro, etc. Las canciones también parieron hijos, y de esa forma - engendrados en la cruza de culturas, ritos y costumbres -  fue que nació el “Polo Margariteño”.

Escuchemos un fragmento que todos conocemos:



… y lo que me parece genial es la demostración virtuosa y musical del parentesco entre el “Guárdame las Vacas” escritas para el Delphin, y el Polo Margariteño.
Primero solo en vihuela y luego con guitarra en un conjunto folclórico venezolano (disculpen la mala calidad del sonido).
Afinen la oreja y disfruten las dos versiones: 


No es maravilloso?
Hasta la próxima!