viernes, 26 de enero de 2024

OTRA VEZ!!

 

Esta breve pieza que estamos escuchando, es un estudio de Ferdinando Carulli (1770-1841), que suelo dar a varios de mis estudiantes de primer año.

Echemos un vistazo a la partitura:

Estos dos puntitos (“ritornello”) al final de cada pentagrama nos indican que debemos repetir lo que acabamos de tocar desde un punto determinado.

Por lo general - a la hora de practicar - los estudiantes suelen obviar estas repeticiones y siguen de largo… “total, ya sale bien”. Pero al momento de interpretar la pieza en público, o en una instancia de examen, se suelen equivocar precisamente cuando tienen que repetir el fragmento indicado. Es lógico. Ya que no han practicado esa repetición y se encuentran con ella de un modo que, aunque esperado, siempre los sorprende.

Pero más allá de las metodologías y prácticas de estudio, hay razones mucho más profundas de porqué existen esas repeticiones, y porqué debemos respetarlas.

Este tema es muy difícil de abordar, sin entrar en bifurcaciones que nos llevan a cuestiones filosóficas, sociológicas, comerciales, e incluso políticas de la música. Tenemos una buena cantidad de material escrito al respecto, con grandes autores/pensadores como Adorno, Benjamin o Heidegger.

En esa enorme cantidad de estudios, artículos y tesis, en realidad, creo que está todo escrito.

Pero hay un asuntito que hasta el momento no he encontrado llevado al punto, tal como me gustaría comentar en este post.

Supongamos por un momento, que es el 23 de diciembre del año 1806, y que estamos en la ciudad de Viena,  y que logramos conseguir una entrada para el teatro de ésa misma tarde, precisamente para el estreno del concierto para violín y orquesta de Beethoven.

Bravo! Seguro que será una gran velada! Irrepetible!

Irrepetible en el más veraz de los sentidos. 

Porque seguramente sea ésta la única vez en nuestra vida que podamos escuchar ése concierto.

Aún faltan muchos años para que sean inventados los medios de reproducción de la música.

Hoy en día - gracias a la tecnología – podemos escuchar cualquier fragmento de cualquier tema musical en el momento y todas las veces que queramos. Impresionante.

Quizá exagere un poco, pero ustedes entienden a qué me refiero.

El punto que me interesa resaltar, es que aquellos compositores estudiaron y se formaron, y crearon sus obras, en un mundo donde no existía la reproductibilidad sonora de la música.

Por ahí ya vamos vislumbrando la necesidad de que las piezas musicales tengan repeticiones, verdad?

Volviendo al ejemplo del Estudio de Carulli, el primer gran gesto musical, la primera “frase”, termina, pero antes de seguir con una segunda frase aparece el primer ritornello, para que al público le quede ésa frase bien clara, para luego poder apreciar lo que sucede en la segunda frase (que también se repite).

Sucede entonces lo que se llama la “escucha activa”.

Y qué gran placer cuando al iniciar la segunda frase nuestra atención es exigida, y descubrir si lo que aparece es en respuesta a la primera frase, o si es un desarrollo de la misma. El placer llega a una especie de pequeño clímax, cuando al final de la tercera frase (la cual también se repite), vuelven a aparecer las primeras dos frases, pero esta vez sin repeticiones. Volvemos a escuchar algo que ya conocemos. Y logramos percibir la sensación de “final” de lo que fue anteriormente la segunda frase. 

(Es más, ahora mismo podemos volver a leer todo el último párrafo para terminar de entender)

Toda esta experiencia sonora y única, tiene algo de catarsis, algo de ritual, algo de “aura”.

La “escucha activa” nos educa en el conocimiento de las formas musicales.

Supongamos que este año (2024)la orquesta de Montevideo interpreta el mencionado concierto de Beethoven,  sabemos que tiene tres movimientos (significa que tiene tres partes).

El tercer movimiento es un Rondó.

Cuántas personas del público sabrán lo qué es un Rondó? Sabrán que ese “título” indica la forma musical? La estructura de sus frases.

Sabrán que la forma básica del Rondó es A B A C A, y que puede tener además una introducción, y puentes musicales? Sabrán que la parte C debe ser contrastante con la parte B?

Sabrán que el ritornello de las frases es para que les quede bien claro cuáles son las frases que componen el tema A?

Sabrán que se debe a eso que nos emocionamos cuando vuelve a aparecer A, luego de C?

O será que con tanta tecnología globalizada se nos muere la “escucha activa”?

En fin, la cosa es que cuando tocamos, debemos tocar las repeticiones, porque nunca serán exactamente iguales, y aunque sean iguales, siguen sin serlo.

Como aquella máxima de Heráclito: nunca te bañaras dos veces en el mismo río.

Es una temática que da para mucho, pero mucho más. Recomiendo leer a los autores que mencioné, y no olvidemos comentar esto con amigos. Reflexionemos juntos.

Salud!  


 

domingo, 17 de julio de 2022

Sigue vivo

 

Sigue vivo, el blog, porque se me dio por postear este recuerdo.


 

Escuchamos algunos movimientos de la “Suite Alumna” (Travesura 1, Travesura 2, A modo de Zarabanda y Tango), que grabé hace un montonazo de años.


 

 


 Se viene setiembre…y ya hace años que se me fue Amílcar.

Una curiosidad es que si lo “gugleás”,  verás que no aparece nada suyo en Wikipedia, es un músico de los que no figuran en las enciclopedias. 

Pero su nombre, aparece un montonazo de veces en los currículum de tantísimos colegas de todo tipo y estilo (clásico, popular, de Montevideo, del interior del país, del exterior, compositores, docentes, artistas reconocidos y también ilustres deconocidos).

Siempre “envidié” en cierta medida que Mito le había dedicado composiciones al amigo  Gonzalo Solari, y otros colegas más… Ya muy cerca del adiós, me confesó que había empezado a escribir las “Pabladas Campóreas”, pero que el boceto inicial, que empezaba en un mi bemol, se le había caído en un charco (o algo así), y bueno… me quedé sin mi pieza dedicada.

Unos días antes de irse, recostado en la cama, me dijo que de noche a veces se despierta, y que en la penumbra del dormitorio ve a un hombre sentado, con sombrero (“un gacho de lado”), y que lo está esperando.

“Con más razón!” – le insistía yo, mientras lo peinaba un poco – “mirá viejo, si salís de ésta, tenés que estar bien, y si no salís, y te vas para otro lado..tenés que llegar prolijo”.

A los dos días se fue. Me enteré casi de rebote. Fue uno de los primeros revolcones que sentí por partidas antes de tiempo.  Ni quise ir al velorio.

Recuerdo cuando después de un conciertito en el Teatro del Mercado, nos fuimos a tomar una en un boliche medio muerto, vos en ese momento no tomabas,  y nos comentaste: “Hoy…hice una linda moña en mi zapato”, y Reni (Renée Pietrafesa) te dijo: “dejate de joder!” 

Implacable ella y amorosa al mismo tiempo. Aquella nochecita también aprendí. Que orgulloso que estaba! Cuánto los amaba! Los amo.

En fin, (o no), brindo por tu permanencia, y tu presencia, en los lugares que tiene que estar: los currículum de los colegas, pero sobre todo: en casi cada una de las notas que toco, y en mis palabras cuando estamos dando clases…

Creo que no debe haber mejor forma de estar vivo.

Salud!

Pablo