Como siempre “click” en “play” y a seguir leyendo.
Escuchamos una de las tantísimas “pistas” que creó Mauricio Cámpora (mi hijo) en su computadora cuando aún era un niño, por otro lado experimentaba colores grafiteando en los muros montevideanos (los papás lo acompañábamos haciendo de “campana”). Actualmente Mauricio ya es sonidista y diseñador de sonido y un promisorio creador.
Acaba de sacar un disco, el cual presentaremos y analizaremos en un próximo blog. Pero para ello, resulta casi imprescindible adentrarnos en el tema que trataremos en el presente aporte titulado “Rapero”.
Me pregunto si una forma de expresión surgida en clandestinidad, cuya esencia misma es precisamente ése carácter clandestino, pierde su razón de ser al mutar en un producto de consumo masivo o si es que logró el eventual objetivo de pasar a un próximo estado, una etapa quizá de liberación.
Me pregunto si una improvisación poética que – como hemos definido en el blog anterior (Palabra 2/3) - es un acto individual y colectivo al mismo tiempo y en el mismo momento de su creación, pierde su sentido al ser grabada en un CD y puesto a la venta, o al ser filmada en un video a publicado en youtube.
Me pregunto qué sentido tiene una improvisación en diferido.
Me pregunto qué pasa con el RAP, si es la cultura del hip-hop parte de él o a la inversa. Me pregunto qué tiene que ver el reguetón con todo esto.
Veamos un poco (solo un poco) de la historia del RAP (rhythm and poetry?):
Los “raperos”, también son llamados “MCs” (en inglés) sigla de Master of Ceremony. Surgen de aquellos personajes que – allá por los años 70 - ponían los discos en las fiestas clandestinas de adolescentes en el sur del Bronx neoyorquino. Ponían los discos con música bailable y animaban la fiesta diciendo cosas con un micrófono. Según dicen es una costumbre venida de Jamaica, aunque también puede encontrarse cierta raíz de ese “cantar hablando” en el góspel muchos años antes.
Esta es la versión más sencilla y simplificada de la historia.
El desarrollo posterior de esta forma de expresión es bastante obvio y reciente:
-Creación de músicas rítmicas (beats) específicas para que las palabras en su jerga urbana, su lunfardo local, fluyan con el ritmo (flow) transformándose en casi canciones sin llegar a serlo. Es una creación de los negros del Bronx, los negros son y siempre serán los dueños del ritmo, mal que nos pese a los blancos.
-Identificación con otras formas de expresión de la misma población (grafitti, breakdance, beatbox, scratch) como elementos culturales identitarios. La “cultura hip-hop”.
-Masificación y comercialización del rap integrándolo al “género” Pop. El capital descubre allí una forma de generar dinero y de explotar gente.
-Sobrevivencia clandestina (underground) del rap auténtico como forma de expresión de los más marginados.
-Confusión: todos los raperos del underground se hacen famosos, graban discos y por tanto dejan de ser under…
…por ejemplo Tupac Shakur (su madre, Afeni Shakur, que además de ser mujer y negra, fue militante activa de los Panteras Negras a finales del 60).
Tupac murió en 1996 pero sigue vendiendo discos hoy (2016), remixados con cantantes del lavativo neo-pop que nos inunda por todos los medios e incluso aparece en forma de holograma en recitales en “vivo”.
Este blanco que rapeaba como negro en el año 72, significó un mojón en la historia del rap, pero claro… lo atrapó el mismo sistema al cual criticaba y vendió más de 155 millones de discos, además de ganar no sé cuántos premios. Pobre…
En fin… sigamos adelante:
-Corrientes o estilos del hip-hop. Hay quien dice que “el rap se divide en rap conciencia, rap underground, rap agresivo, pop-rap, reggae-rap y rap poético.” También existen el Chopped hip-hop, el hip-hop cristiano, el hip-hop positivo, el gangstarap, el horrorcore, el nerdcore, el Snap, etc. cada estilo caracterizado por centrarse en una temática determinada.
-Bifurcación. Mientras en los suburbios de todo el mundo vive en las sombras el auténtico e improvisado rap “under” al cual solo acceden los allí presentes, también florece un rap elaborado, con letras pensadas palabra por palabra, verso a verso.
Como todo folclore también el rap desconoce las fronteras y es así que viaja y ocupa un lugar importante para buena parte de los jóvenes en casi todos los países del mundo.
Un exponente que - aunque cobró mucha fama - sigue actuando de forma militante es Calle 13, una banda de Puerto Rico, formada por René Pérez Joglar, alias Residente, y su hermanastro Eduardo Cabra Martínez.
Con “beats” que se caracterizan por fusionar muchísimos estilos distintos, donde se escuchan músicas de los Balcanes, músicas árabes, italianas, tropicales, candombe, bachatas, reagge, samba, chacareras, etc… pero fundamentalmente se caracteriza por sus letras centradas en “lo latinoamericano” con un lenguaje sumamente rico en metáforas y sin dejar de ser directo y accesible.
Nuestra cruda realidad poética.
Prestemos atención a esta letra de su tema: "Siempre digo lo que pienso"
Nuestra cruda realidad poética.
Prestemos atención a esta letra de su tema: "Siempre digo lo que pienso"
El rap también está evolucionando en Uruguay. Aunque está aún en pañales y son pocas las letras que superan cierto nivel de creatividad y compromiso artístico, y más escasos aún son los que buscan una elaboración de los “beats” en función de ése compromiso.
Por lo general se quedan con un beat simplista, sin mayor desarrollo ni búsqueda de forma, para decir sus versos livianos, de rima fácil, pobres en metáforas, desbordantes de lirismo y cortos de vista a la hora de criticar.
Aunque hay algunas excepciones. Estas son algunas de ellas:
Claro está que se trata de una forma de expresión muy joven aún, por lo cual se explica que todavía padezca de corta vida. Pero doy fe que está evolucionando, - adolesce - y prometo presentarles un ejemplo más que válido.
Pero será tema del próximo blog: RAPKORE
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